Este fue el primer Mercado Público que tuvo Angostura, hoy ciudad Bolívar.
EL
ANTIGUO MERCADO MUNICIPAL DE LA
CIUDAD
La ciudad, desde la Colonia hasta los tiempos
de Sánchez Lanz, vale decir, de Pérez Jiménez, contó con un pintoresco y típico
mercado prácticamente a la orilla del río, justo en el punto donde Moreno de
Mendoza hizo construir el Fuerte San
Gabriel
La
primera referencia histórica que se tiene del Mercado Público de Ciudad
Bolívar, aparece en “Anales de Guayana” de Bartolomé Tavera Acosta (Pág. 398).
Dice que en 1823, Juan Bautista Dalla-Costa (comerciante veronés radicado en
Angostura en 1814), siendo miembro de la Municipalidad se
destacó como un notable administrador al que siguió más tarde su hijo homólogo
Juan Bautista Dalla Costa Soublette.
“En las veces
que fue miembro de aquella Corporación, mientras que algunos de sus colegas se
ocupan en asuntos baladíes, como los relacionados con la señas o monedas
partidas en cuatro, funciones religiosas o discutir cuál puesto de preferencia
vanidosa y mundana correspondía a los munícipes
en la Iglesia ,
el viejo Dalla Costa atendía preferentemente el empedrado de las calles, el
aseo y ornato de la población, a la arquitectura civil, al censo de la ciudad, a la fundación de
escuelas, al alumbrado público, a dar franquicias al comercio, a fundar un
Mercado Público, el mismo que es propiedad hoy del Municipio” (Esto lo escribió
Tavera en 1913).
Este Mercado
Público es el mismo al cual se refiere en 1859 en su “Exploración Oficial”
(Pág. 210), Francisco Michelena y Rojas: cuando escribe sobre la Alameda (actual Paseo
Orinoco) donde los comerciantes hacían sus transacciones bajo las copas de los
robustos árboles. Escribe de que hay “en ella un lugar muy interesante en todo
país civilizado, el de abasto para la ciudad. Este edificio, el cuarto de su género en toda la República , armoniza bien
con el grado de civilización y progreso de esta ciudad. Entre la Alameda y el río, sobre un
terreno rocalloso que se avanza a aquel en forma de cabo, y por supuesto,
abordable por todas partes por las embarcaciones menores cargadas de provisiones,
se encuentra situado el mercado formando un semicírculo, cuya base frente al
Paseo esta adornada con una gran baranda o verja de hierro. A este mercado,
pues, llegan víveres de toda naturaleza y en abundancia, no sólo de Cumaná y
Barcelona, que están a la otra banda del río, sino del Meta viniendo de
Casanare, del Apure y de aun de provincias muy distantes. Tal es la admirable
hidrografía de Venezuela, por la cual aquella ciudad esta en contacto con casi
todas sus provincias”.
Este Mercado Municipal estuvo funcionando hasta 1956
que el Gobernador doctor Eudoro Sánchez Lanz (1953-1958) resolvió demolerlo
para sustituirlo por el Mercado Periférico No. 1, construido en el Paseo Moreno
de Mendoza, zona del antiguo Banco Obrero, y el Mercado Periférico No. 2
construido más tarde, y el cual funcionaba los fines de semana como Mercado
Libre en la Avenida
5 de julio.
Hasta la fecha de su demolición, se podía apreciar el
frente del antiguo Mercado Principal contra la calle que bordeaba el Orinoco
terminando esta calle en el Puerto de
Blohm donde había un dispositivo tipo
orquilla, para retomar la vía (Paseo Orinoco) paralela a los frontales de las
edificaciones porticadas de estilo antillano.. En la curvatura de la orquilla
estaba situada la Bomba
de Gasolina Kosaco. Por el lado oeste
del Mercado estaba la calle de servicio
que circunvalaba al Mercado teniendo por el norte las instalaciones del
acueducto y embarcadero o lugar donde atracaban curiaras y falcas cargadas con
los productos de las islas del Orinoco.
En su continuación girando hacia el Sur colindaba con las instalaciones
del Comedor Manuel Piar el cual era continuo hacia el Este por las Oficinas del
Resguardo Marítimo-Fluvial. Frente al popular comedor había un frondoso Samán
de acogedora sombra. Y más al Sur la
plazoleta donde funcionaba una línea de taxi que administraba el popular Paco.
En esos mismos predios estuvo la Plaza Monseñor Talavera y en el
centro en columna bastante elevada, el busto del prócer Tomás de Heres,
reubicado en los años cuarenta frente a la Casa
San Isidro y finalmente frente al Fuerte Cayaurima.-
Los expendedores mayoristas de víveres de este antiguo
Mercado eran: Alberto Francio, ayudado por su primo Narciso Franco, siempre
jovial, bonachón y José Padrón en local
contiguo, siempre diligente y servicial.
Por los portales del Oeste: los detallistas de víveres: Jesús María
Delgado, Luís Besón. Los verduleros
ubicados en el área central expendían los frutos campesinos: Pedro Atay con su
portal repleto de racimos de cambures colgantes; la Señora Juanita “La Margariteña ”. En el lado derecho de la parte central, a
pocos metros de la entrada estaba situada la famosa Refresquería de don Tomas
Rivilla con sus recipientes de vidrio o botellones con varias bebidas
refrescantes como guanábana, jugo de naranja, carato de maíz, carato de
moriche, carato de mango, chicha y a su lado sin rivalizar con él, la
refresquería de Cabo de Alambre. En la
profundidad del gran salón del mercado pegando contra la pared norte estaban
situados los portales de carnicería cuyos expendedores eran José Manuel
Hernández, José Espalia.
En ese
mercado convergía la ciudad alimentaria,
la que iba de compra armada de costal y cesto, la que procuraba el fruto fresco
recién llegado en falcas y curiaras, la que iba a saborear los manjares de la
mesa criolla y a enterarse de lo humano y lo divino, de lo intrascendente hasta
lo descomunal.
Era un mercado profuso, heterogéneo y bullicioso, pero más
aún por los días decembrinos después que la parranda de Pura Vargas soltaba el
último y más profano de los aguinaldos.
Entonces, era la romería desde las gradas de la Catedral y la Plaza Bolívar
bajando por la
Constitución y la
Igualdad al encuentro del café con leche, de la empanada
caliente, del carato de moriche o la chicha acanelada del negro de las Lamus.
Al mediodía el mercado no era tan congestionado, pero había
un despacho donde la gente azarosa se apiñaba.
Se llamaba “El Trapecio”.
Trapecio el sitio y Trapecio la especialidad: un soberbio sancocho de
pescado de lo más creativo y singular.
Un hervido donde se juntaba toda la sustancia proteica y cerebral de la
ictiofauna orinoquense.
Excelente información! los hijos de esa tierra la necesitamos, gracias! que sabe de la familia Gómez el senor dueno de la librería Venezuela ubicada en el paseo moreno de mendoza, soy descendiente de ellos. se llamaba Pedro Vicente Gómez.
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