lunes, 29 de septiembre de 2014

El Teatro Bolívar


                                       
Como homenaje al primer centenario del natalicio del Libertador en 1883, se levantó en Ciudad Bolívar un Teatro con su nombre el cual estuvo activo durante cuatro decenios sirviendo de escenario a compañías de zarzuelas e importantes trouppe de otras ciudades del mundo.
            Pero las representaciones teatrales no comenzaron en la Provincia de Guayana con el Teatro Bolívar. Hay testimonios de que en días muy especiales se hacía lo que llamamos hoy  “teatro de calle”. El “Correo del Orinoco”, por ejemplo, da cuenta en su edición 110 que el décimo aniversario (1821) de la Declaración de la Independencia se celebró en Angostura con actos religiosos en la Catedral y por la noche cena bailable en la casa del Vicepresidente de Venezuela. Tres días luego el señor James. Hamilton dio en su casa un convite. Las fiestas se prolongaron al pueblo de Soledad “cuyo comandante político y militar, teniente coronel Francisco Javier Suárez de Añez, dispuso algunas diversiones por tres días consecutivos, con juegos de toros, máscaras y representaciones teatrales...”.
            Naturalmente que con el Teatro Bolívar comenzó en Guayana, específicamente  en Ciudad Bolívar, la actividad teatral en forma, al igual que ocurrió en Caracas con el Teatro Municipal  o Teatro Guzmán  Blanco, construido en 1876 sobre la demolición del Templo San Pablo.
            Después de siete años de haberse construido el Teatro de Caracas, se construyó el de Ciudad Bolívar, gracias a las contribuciones y esfuerzos mancomunados de la población. Esto sucedió en el último años del quinquenio de Guzmán Blanco y siendo Presidente del Estado, el General Ramón A. Mayol, bajo cuyo mandato se construyó también el acueducto de la capital bolivarense.
            El Teatro Bolívar comenzó a construirse muy lentamente por iniciativa del Presidente del Estado Soberano de Guayana, Juan Bautista Dalla Costa  hijo, quien el 6 de noviembre de 1869 convocó a la Casa de Gobierno a un grupo de personalidades de la ciudad que comprometió inicialmente en el proyecto.
            Ellos fueron Enrique Krohn, Cristiano Vicentini, Narciso Villanueva, Ernesto Hahm, Henrique Kraft, José Lezama, Ángel Santos Palazzi e Hilario Gambús, quienes se comprometieron formalmente arbitrar los fondos necesarios para llevar a cabo la construcción del Teatro.
            Dalla Costa, además de dicha Junta presidida por él para hacer realidad el Teatro o Coliseo como se le llamaba también, designó otras para el empedrado de las calles y construcción del Hospital La Cruz transformado finalmente en El Capitolio o cuartel de la Plaza Miranda.
            El Teatro Bolívar, construido en la parte más alta del cerro El Vigía,  fue inaugurado el 5 de marzo de 1883 y le tocó al doctor Ramón Isidro Montes pronunciar el discurso alusivo. Entonces, entre otras cosas dijo: “Señores, el edificio que inauguramos no es sino el templo de la música. Así como es necesario erigir altares para rendir en ellos el culto al dios verdadero, tal como se impone a la razón humana por medio de la revelación, así también es necesario erigir templos para rendir culto a ese mismo dios en una de sus manifestaciones que es bien de lo bello. No sólo de pan vive el pobre. El sentimiento de lo bello es un verdadero pasto espiritual, es pan del alma”.
            La construcción del Teatro Bolívar en la cual se empeñó el químico José Félix Armas, fue realmente lenta y posible gracias a los esfuerzos persistentes de una Junta que él presidía.  Se estrenó con una velada artístico-literaria que luego se hizo frecuente a beneficio de otras sociales. Las trouppe que llegaban del exterior a presentarse en el Teatro Municipal de Caracas solían pasar por Ciudad Bolívar.



Teatro Bolívar  reconstruido por el Presidente del Estado, Marcelino Torres García 1915-1921

En Palacio Legislativo devino el antiguo Teatro Bolívar inaugurado en 1883 en la parte más elevada del casco urbano.  El actual edificio data de 1943, diseñado y construido para una Biblioteca Auditorio inaugurada por el Gobernador Mario Briceño Iragorri el 5 de mayo de ese año, sobre el mismo terreno que ocupó el Teatro Bolívar demolido en 1936. La Biblioteca auditorio ostentó dos nombres: el de J. M. Agosto Méndez y el de Simón Rodríguez. Sus funciones como tal concluyeron en los años sesenta cuando fue transformado en sede del Poder Legislativo que venía funcionando, primero en la planta baja de la antigua Casa de la Real Hacienda y después en la Casa del Congreso de Angostura.                         


El Teatro que nunca pudo concluir el Gobernador Alberto Palazzi

Aunque el teatro hace tiempo que se salió de sus tradi­cionales confines y ahora las obras pueden escenificarse en calle abierta o en cualquier lugar donde la comunicación entre el actor y el espectador sea lo más horizontal posible, Ciudad Bolívar sigue añorando su Teatro Bolívar que per­dió un día de los años 20.
El Teatro Bolívar, resquebrajado por la escasa consistencia del material con el cual fue construido, tuvo que ser demolido, pero bajo la promesa oficial de uno nuevo en el mismo lugar que más tarde cubriría el Gobernador Mario Briceño Iragorri con el desaparecido Auditorio Simón Rodrí guez, transformado finalmente en Palacio Legislativo.
Como se ve, la promesa de un nuevo Teatro quedó en suspenso hasta que el Gobernador Alberto Palazzi decidió incluirlo en un complejo cultural o Palacio de las Artes en el que invirtió 50 o 70-millones de bolívares, pero que no pudo concluir por haber sido reemplazado en 1982 por Alci­des Sánchez Negrón.. Luego a este le siguieron como go­bernantes, Paúl Von Buren, Edgar Vallée Vallée, Luis Felipe Goubat, Omar González Moreno, Andrés Velásquez, Jorge Carvajal, Rojas Suárez y Francisco Rangel Gómez, ya por tres períodos. A ninguno de ellos les ha importado ni les importa el Complejo Cultural cuyos bases y columnas asedian la desidia y la intemperie como bien se ve en la gráfica.
En vez de concluirlo, el Gobierno de Velásquez prefirió invertir 120 millones de bolívares para convertir el antiguo Capitolio en un complejo cultural similar, no obstante todas las limitantes que en su oportunidad fueron objeto de una agria y acalorada discusión.
El problema que vemos es que con esos 120 millones de bolívares (de los de antes igual a unos 50 mil dólares) destinados entre España y el Gobierno Regional para el' Capitolio, se hubiera terminado el Palacio de las Artes en el Paseo 5 de. Julio que incluía un Teatro para 1.000 butacas. Escuelas de Artes Escénicas, Escuela de Artes Plásticas, Escuela de Música, Galería de Arte, Cine Club, Cafetín y Sede de la Dirección de Cultura. Sin embargo, privó otro criterio administrativo que sin duda ha resultado altamente costoso, con el agravante de tener que ver cada vez que se pasa por allí,  una obra moderna de alto contraste, aparatosa e inconclusa, anexa al Capitolio, que altera el entorno o contexto urbano  tradicional de la Plaza Miranda.




El Teatro inconcluso del arquitecto caraqueño  Óscar Tenreiro, adosado al Capitolio

• El proyecto de un edificio para Teatro en el Casco Históri­co de Ciudad Bolívar no es el primero que se le encomien­da al arquitecto Oscar Tenreiro. Hay otro del mismo corte en Caracas que no ha podido realizar en siete años por ese egocentrismo de la monumentalidad para trascender que domina a ciertos profesionales.
El Centro Simón Bolívar encomendó al mencionado ar­quitecto un edificio para el Teatro del Oeste, creemos que en 1986 y a esta altura el Teatro está allí, a media asta, co­mo está el Centro de las Artes de Ciudad Bolívar, Qué ha pasado? Simplemente que la otra es muy monumental, tan monumental que rebasa la capacidad presupuestaria del Centro, por lo que en tres ocasiones ha habido que refor­mular el proyecto.
El proyecto de Teatro de Tenreiro es muy exigente y de una complejidad que implia recursos económicos que el Centro Simón Bolívar no tiene. Además no está enfocado sobre los nuevos rumbos del teatro contemporáneo que es de calle.
El último Festival Internacional de Teatro que tuvo a Ve­nezuela como escenario, destacó mucho el teatro francés escenificado en la calle. La nueva Escuela del teatro está asumiendo un perfil de Compañía capaz de hacer des­collar sus obras en el escenario urbano o espacios abiertos en un contacto más directo con el hombre. De allí que el nuevo teatro va en esa dirección y ello debe tomarse en cuenta al diseñar un teatro en estos tiempos que es lo que no se ve en el proyecto que el Gobierno Regional le ha en­cargado a Tenreiro, ni tampoco tomó en cuenta su apa­rente fracaso en esta materia en Caracas.
Evidentemente que en cierta forma el Teatro del Oeste que Tenreiro no ha podido en siete años culminar en Cara­cas, quiere reponerlo en el escenario del Casco Histórico de Ciudad Bolívar. El mismo concepto ensayado en otro escenario. De manera que para ese segundo proyecto no debió trabajar mucho porque ya todo lo tenía descifrado; sin embargo, Cuánto nos ha costado? Cuántos millones le cuesta al Fisco, a los bolivarenses ese proyecto en un sitio que no es el apropiado? Hay derecho que estemos enfrascado en una situación tan bochornosa donde el Gobierno echa mano de todos los recursos para compla­cer a unos arquitectos de la burguesía caraqueña? Por qué como exige la Junta Nacional del Patrimonio Históri­co no construyen el Teatro en otro sitio si es que de veras el Gobierno cree justo disponer varios millones de nuestro presupuesto para construir un Teatro de siete pi­sos?

           (Escrito por Américo Fernández el 25 /08/92 como editorial de El Expreso)








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